Carla Gràcia: "Escribo por un impulso interno, no por aquello que conviene o puede funcionar"



Cada día se publican un número inabarcable de libros interesantes. Relacionados con la historia, muchísimos. Necesitaríamos muchas vidas para poder disfrutar de todos. Es por esto que los apasionados de la lectura debemos asumir la difícil tarea de descartar, escoger, elegir. A veces los criterios son muy racionales, otras más impulsivos. Esto último es lo que me sucedió con el libro Siete días de gracia, de Carla Gràcia. Hacía días que lo veía en mi muro compartido por amigos tanto o más apasionados que yo por la lectura y me debatía si incluirlo en mi lista de deseos literarios. Cuando una gran bloguera literaria, Laky, me propuso una lectura conjunta y pensé, es el destino. En fin, que ha sido una de las elecciones impulsivas más acertadas que he hecho últimamente


Decir que Siete días de gracia es una novela histórica preciosa, es quedarse corto. Podéis leer aquí la reseña. No sólo eso, saber que detrás de tan hermosas palabras está una mujer cercana, la satisfacción literaria es completa. Gracias a las redes sociales he podido conocer, al menos virtualmente, a Carla, quien desde el primer momento aceptó que una humilde servidora le hiciera una entrevista. Así que, sin más preámbulos, que siempre me enrollo demasiado, aquí os la dejo.

Hola Carla. Primero de todo, ¿cómo llevas el éxito de Siete días de gracia?

La verdad es que estoy feliz. Al principio me costó mucho salir del refugio donde había estado escribiendo, donde había estado viviendo. Pero luego, después de los primeros miedos, es maravilloso poder compartir con los lectores y lectoras detalles y momentos del libro. Esas palabras que tanto había repetido en mi mente o en voz alta en mi habitación, ahora son nuestras. Y esta experiencia me llena tanto o más que escribir. 


Que tu primera novela tenga una acogida tan buena entre los lectores, ¿te parece bueno o malo? Porque entre todos te hemos puesto el listón muy alto…

Es verdad. Ahora ya estoy preocupada por si la siguiente novela que se empieza a tejer en mi corazón encajará. Pero al final, yo escribo por un impulso interno, no por aquello que conviene o puede funcionar, así que lo vivo con agradecimiento y felicidad, y que sea lo que tenga que ser.    

Centrándonos en el argumento de la novela, Siete días de gracia parte de una historia según la cual hubo una mujer que pasó un día entero tocando la campana para hacer creer a sus enemigos que preparaban un gran ataque contra aquellos que obligaron al pueblo en 1870 a incorporarse a las quintas. Leí en un artículo que habías descubierto esta historia hablando con un taxista en el mismo barrio de Gracia. Cuéntame eso.

Un día que iba ajetreada y llegaba tarde, tomé un taxi que me subió del centro al barrio de Gracia de Barcelona. Y justo cuando pasábamos por la calle Bonavista el taxista se giró y me dijo: “Niña, tú seguro que no sabes que ¡aquí se puso en juego la dignidad de un pueblo!” Yo miré a un lado y a otro de la calle, una callejuela estrecha que se llama Bonavista porque antes, hace más de un siglo, tenía unas fantásticas vistas de Barcelona. No encontré ningún indicio de lucha ni de dignidad. Así que cuando llegué a casa empecé a investigar. Casi lo primero que encontré fue una leyenda que contaba que una mujer sin apellido ni orígenes se había pasado un día y una noche entera tocando el campanario de la torre del reloj de la plaza de la entonces Villa de Gracia. Esa historia me atrapó. ¿Por qué arriesgaría esa mujer su vida para salvar a unos pocos? ¿Lo haría yo?       

Además de la anécdota que da sentido a la historia, Siete días de gracia es una novela muy bien ambientada y que nos muestra la vida cotidiana de los obreros y de la burguesía barcelonesa. ¿Cómo fue el proceso de investigación?

Estuve tres años enteros investigando y documentándome. Primero sobre los hechos y los sucesos y luego, lo más complicado, sobre la vida, el modo de pensar y de sentir de las personas que vivieron en esa época. Parece sencillo, pero es difícil olvidarse de lo que uno es y entender lo que era el mundo entonces. La luz, el olor a cera y humo, las monedas (no había casi billetes), el frío, la impotencia, el cansancio, la alegría de un momento, la corta edad a la que morían la mayoría de obreros y obreras, o los detalles. Por ejemplo, me costó mucho descubrir si las mujeres, cuando se bañaban, que era en muy pocas ocasiones, lo hacían desnudas o en ropa interior. Documentarse no es sólo saber, es también entender y llegar a vivir en. 




Mariana, la protagonista que da vida a aquella mujer anónima que tocaba a somatén es una mujer íntegra, con coraje, dispuesta a todo por aquello que cree. ¿Te inspiraste en alguien para crear a Mariana?

Mariana surgió poco a poco. La fui conociendo, como se conoce a una amiga. No me inspiré en nadie, más bien al contrario, ella me inspiró a mí para luchar y vivir la vida que yo quería. Con ella hice el proceso de dejarlo todo e irme a vivir a la montaña donde ahora puedo escribir sin prisas ni angustias. Este ha sido su regalo e inspiración para mi. 

¿Y al resto de personajes?

Consuelo me dejó sin dormir muchas noches. Su dolor, su culpa, su rabia se metían en mi interior y me daba la sensación que no tendría suficientes palabras para transmitir su pesar. Pacián me dejó odiarlo y tenerle compasión hasta el último momento. Como Calabuig. Ermínia era el personaje silencioso que siempre estaba a mi lado, la persona que no se nota, pero que cambia la vida del resto. Marcial me conmovió en muchos momentos y me enfadó en otros. Como Félix, que te atrae y te castiga a la vez. ¡Qué incapacidad para la felicidad!

El mundo editorial está plagado de títulos relacionados con la historia. A menudo se critica la novela histórica por sus excesivas licencias ficticias. ¿Qué hay de real y de ficción en Siete días de gracia?

Esta fue una cuestión que me preocupaba mucho. Pues, ¿qué derecho tenía yo a recrear la vida, el sentir o los pasos de personajes reales como Francisco Derch o Eugenio de Gaminde? Pero llegué a un pacto conmigo misma: debía esforzarme en retratar lo mejor posible el momento, debía documentarme con todo detalle, para luego hacer sentir al lector que estaba realmente viviendo allí. La ficción da la oportunidad de abrir el corazón a los lectores, no sólo la mente. Y esto es maravilloso, pues gracias a Mariana, que pervivirá dentro nuestro, también recordaremos el valor de aquellos que lucharon para darnos un mundo mejor. 

Para poder terminar tu novela, te aislaste del mundo. ¿Por qué lo hiciste? De no haberlo dejado todo ¿Lo habrías conseguido? Porque fue muy valiente y arriesgado por tu parte dejar tu trabajo, tu mundo, para dar vida al mundo de Mariana…

La verdad es que llegó un momento en que sentía que no tenía elección, que si seguía con la doble vida de escribir cada mañana a las 4 de la madrugada y luego ir a trabajar, acabaría enfermando. Así que no sé si fue una elección valiente, pues en ese momento me pareció la única posible. Y sí, el caso es que lo dejé todo: un trabajo que me gustaba, un sueldo estable y seguro, y mi piso en Gracia. Me refugié en una casa en mitad del campo. Y ahora no puedo decirte si hubiera podido escribir Siete días de Gracia sin dar este paso, pero sí sé que yo no sería la misma.  

¿Valió la pena?

Por supuesto. Vivimos y crecemos pensando que las cosas tienen que ser de un modo concreto, que debemos tener una serie de cosas para ser felices. Pero en realidad todo esto es un modo de huir de nuestra voz interior, la que nos habla y nos dice realmente lo que necesitamos y cómo queremos vivir. El silencio me puso frente al espejo, como Alicia, y me hizo retorcerme entre lágrimas los primeros meses. Pero llorado todo, sólo me quedaba un enorme y fantástico vacío para llenar de vida. El camino de ida a mi interior ya estaba hecho. La fuerza que me da este proceso, no me lo hubiera podido dar ningún título, ningún sueldo o palmadita en la espalda. Es un tesoro.  

Esperamos que pronto nos deleites con otra historia como Siete días de gracia. ¿Tienes algún proyecto literario sobre la mesa?

Como te decía tengo una historia que empiezo a sentir en mi interior. Pero muy leve aún. Necesita tiempo y dedicación. No sé si serán cinco años, siete o tres. Pero cuidaré cada palabra, como he hecho con Siete días de Gracia, para que camine de alma en alma


Sólo me queda pedirte que no tardes mucho en regalarnos otra hermosa historia como la de Mariana y sus Siete días de gracia.    

Comentarios

  1. Me ha encantado la novela y la manera en que está escrita aparte de ser la historia de esa mujer tan fuerte en una época tan convulsa.
    Buena entrevista. Estoy seguro que seguiremos disfrutando de esta escritora.

    Bs.

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  2. Me gustó la novela. Y esta entrevista ayuda a entender muchas cosas. Esta escritora tiene futuro. Un beso

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  3. Gracias por la entrevista, me gustó mucho este libro!

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