Domina | Guy De La Bédoyère



Evocar el pasado de la Antigua Roma en clave femenina supone encontrarnos a menudo con imágenes estereotipadas por el cine y la literatura. Las mujeres romanas permanecen ocultas tras la gloriosa historia de emperadores, senadores, hombres poderosos que perpetuaron la sumisión de sus esposas, madres o hijas manteniendo las estructuras sociales que las expulsaron una y otra vez de la arena pública. Y a pesar de las dificultades, fueron muchas las que tuvieron un papel clave en el devenir de Roma. 

Domina. Las mujeres que construyeron la Roma Imperial es un brillante ensayo que sitúa en primer plano a un puñado de nombres propios que demostraron que ellas eran capaces de controlar los hilos del poder aunque fuera desde un rincón del gran escenario que fue la teatral historia romana. Un libro que no he podido dejar desde la primera página y que, a pesar de la densidad de sus páginas, plagadas de datos, informaciones interesantísimas, anécdotas y descripciones detalladas de los entresijos del poder, supone una lectura apasionante. 
En el mundo romano, el poder estaba determinado, dominado y definido por hombres. De las mujeres se esperaba que fuesen respetuosas, obedientes y decorosas, y su castidad debía ser intachable. La que sacase los pies del tiesto para poner en tela de juicio esta sumisión y estas virtudes corría el riesgo de ser condenada no solo por sus contemporáneos, sino también por la posteridad. 
Las mujeres que aparecen en Domina supieron superar estas dificultades, dejar a un lado los prejuicios de una sociedad misógina, con unas leyes que las relegaban a ser eternas menores de edad y alcanzaron la gloria compartiendo el destino de sus poderosos esposos o hijos.


Agripina la Mayor. Museo Arqueológico de Estambul

Domina nos explica la importancia que tuvieron las mujeres para afianzar y legitimar las grandes dinastías del Imperio Romano, como la julio-claudia, aunque, como explica De La Bédoyère, "solo los hombres podían aspirar a los puestos y los privilegios constitucionales, las mujeres carecían de un acceso al poder formal y también del prestigio necesario si no era en calidad de esposas y familiares de los varones que los ostentaban". 
El poder de la mujer se revelaba predominantemente en la influencia que ejercían, en particular a través del emperador o sus hijos en cuanto entidades políticas, o de los senadores y personajes eminentes de la clase ecuestre. 
Estatua de Livia. Museo Arqueológico Nacional

Desde la poderosa Livia ("podía operar como si fuese la única persona al cargo del Imperio"), hasta la desdichada Agripina la Menor, pasando por la vilipendiada Mesalina y Popea, Julia Domna o Claudia Octavia, para culminar la lista en la emperatriz Gala Placidia, de quien De La Bédoyère nos explica que
Fue la primera vez que una emperatriz romana gobernaba en solitario y sin oposición, aunque tal cosa solo fue posible, como siempre, por circunstancias muy particulares. 
Domina es un libro precioso. Quinientas páginas de historias apasionantes, de relatos de mujeres reales que supieron jugar muy bien sus cartas y, con inteligencia aunque también con errores, se situaron en lo más alto del poder durante una de las épocas más interesantes de nuestro pasado. Guy De La Bédoyère, historiador británico y autor de varios libros sobre Roma, nos trae las vidas estas mujeres, arrancando buena parte de ese velo que durante siglos ha ocultado su existencia. Un libro indispensable para conocer la historia de la Roma Imperial desde una óptica muy distinta a como nos la han contando hasta ahora. 

 Ficha técnica 

TítuloDomina
Subtítulo: Las mujeres que construyeron la Roma Imperial
AutorGuy De La Bédoyère
Género: Ensayo
EditorialPasado & Presente
ISBN9788494970658
Nº de páginas: 500
Precio: 29€

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