Damas asesinas | Tori Telfer



Cuando pensamos en las figuras más oscuras de la historia, como los asesinos en serie, automáticamente nos vienen a la cabeza Jack el Destripador o Ted Bundy. La imagen que se nos dibuja en la mente es la de un hombre sin alma, dispuesto a terminar con la vida de víctimas inocentes que, a menudo, son mujeres. Pero, por desgracia, la violencia y la maldad no es exclusiva de los hombres. Y curiosamente en esta faceta de la vida, también las mujeres se encuentran marginadas. Porque, ¿realmente somos conscientes de la existencia de asesinas?

Damas asesinas. Mujeres letales de la historia es un terrorífico viaje al lado más truculento del género femenino que visibiliza nombres propios de mujeres realmente sanguinarias. Porque, ironías de la vida, en lo que a maldad se refiere, también la historia ha vilipendiado a las mujeres. La autora empieza su repaso por la vida de estas mujeres malignas haciendo una brillante reflexión sobre la imagen social de las asesinas a lo largo de la historia: 
La sociedad tiende a sumirse en una especie de "amnesia colectiva" cuando se trata de recordar los episodios de violencia femenina. 
Tori Telfer hace una brillante radiografía del imaginario colectivo, que tiende a situar a estar mujeres en un plano ficticio, irreal, porque, al parecer, al mundo le cuesta entender que una mujer, un ser que, por naturaleza nos da la vida, pueda llegar a quitarla por voluntad propia. Un valiente alegato en defensa de la visibilización de estas mujeres para poder descubrir a muchas de ellas que aún se encuentran en la sombra: 
Saldremos ganando si reconocemos la existencia de la agresividad femenina, incluso cuando esta es enfermiza y retorcida. No hacerlo implica negar la realidad. 
Con este brillante preámbulo, Tori Telfer inicia su terrible recorrido con Erzsébet Bathory, "la gran dama de las asesinas en serie". Tras ella, un elenco de mujeres, a cual más cruel, de todos los rincones del planeta y de distintas épocas. Mujeres mayores, como Nannie Doss, conocida como la "Abuelita risueña", que se deshizo de sus maridos y otros miembros de su familia y siempre mantuvo una macabra sonrisa en los labios hasta que fue condenada. Un caso que conmocionó a los Estados Unidos a mediados del siglo pasado aunque a la opinión pública le costó tratar a aquella asesina como tal. De Norteamérica, la autora nos trae otros casos igualmente aterradores como el de Anna Marie Hanh, que tuvo el dramático honor de ser la primera mujer en ser ejecutada en la silla eléctrica, Kate Bender o Tillie Klimek.

La muerte a manos de psicópatas no fue exclusiva de los Estados Unidos. También en otros puntos del planeta, como Marruecos o Egipto, fueron escenario de truculentas historias para no dormir. Tal fue el caso de la bailarina marroquí Oum-El-Hassen o unas hermanas egipcias, Raya y Sakina, que a principios del siglo XIX, en plena turbulencia por la independencia de Egipto, regentaban un prostíbulo en el que el horror se escondía tras sus mugrientas paredes.

Erzsébet Bathory. Wikimedia Commons

Mujeres aparentemente normales, con vidas anodinas; mujeres que estaban llamadas a ser monjas y, lejos de ser santas, se convirtieron en el diablo en la tierra. Tal fue el caso de Elizabeth Ridgeway, una mujer que envenenó a todo aquel que la contrariaba, una mujer que "sentía hastío, frustración y claustrofobia a menudo, y, cuando se hallaba inmersa en esos estados de ánimo, asesinaba a las personas que invadían su espacio vital". Descripción con la que, como afirma Telfer, "los investigadores clasificarían a los psicópatas". Pocos años antes de que Jack el Destripador sembrara el pánico en las calles londinenses, el Burnley Advertiser decía esto de Mary Ann Cotton: "Jamás ha pisado la tierra monstruo más horrendo que ella".
Las asesinas en serie a menudo pasan desapercibidas durante mucho tiempo, sí, Pero, ojo, toda esa retórica sobre que "nadie se da cuenta de que las asesinas en serie existen de verdad" puede derivar rápidamente en el más absoluto ridículo. 
Condesas, nobles, marquesas aterradoramente crueles, mujeres con dramáticos pasados que prolongaron su trágico destino por propia voluntad. Asesinas a las que no les temblaba el pulso a la hora de cocinar suculentos pero letales platos aunque también hubo que ejercieron una incomprensible violencia. Otras lo hacían colaborando unas con otras... Mujeres que mataban a sus seres queridos o a cualquiera que le sirviera como objeto para su macabra diversión. Cuando fueron condenadas, algunas se derrumbaron pero otras mantuvieron su heladora impasibilidad hasta el último latido de su corazón, mujeres con historias desgarradoras como la de Darya Nikolayevna Saltykova o Alice Kyteler. No sabría decir cual de ellas me ha producido más pavor.

Mary Ann Cotton. Wikimedia Commons

Damas asesinas es un libro duro de leer, no os voy a engañar, la propia autora reconoce que llegó a llorar dos veces en el proceso. Pero es interesante descubrir que la maldad puede esconderse detrás de cualquier ser humano, sea hombre y mujer. Cada biografía, que se puede leer de manera aleatoria, está tratada de manera amena, alejada de morbos facilones y planteando la muerte como algo muy serio.

Tori Telfer ayuda con su planteamiento a remover las conciencias, porque pone de manifiesto que incluso en el ámbito de la violencia, las mujeres, o el tratamiento que se hace de sus casos, no son tratados como los de los asesinos en serie. Telfer pone de manifiesto que ellas, como ellos, eran "terrible, intrínseca e ineludiblemente humanas". 

 Ficha técnica 

TítuloDamas asesinas
Subtítulo: Mujeres letales de la historia
AutoraTori Telfer
Género: Biografías
Editorial: Impedimenta
ISBN:  978-84-17553-37-1
Nº de páginas: 400
Precio: 24,95€

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